Fotografía de Marta Añíbarro
Para unos es considerado un paraíso idílico mediterráneo, para otros un lugar en deterioro, y otros tantos desconocen este sitio lleno de belleza natural y al mismo tiempo lleno de amenazas que ponen en peligro su tiempo de vida. Estamos hablando del Mar Menor, una laguna o albufera de 135 kilómetros cuadrados de agua salada, situada en el Mar Mediterráneo, en la región de Murcia (al sureste de España). Se trata del cúmulo de agua salada de mayor extensión en el Mar Mediterráneo, encontrándose hoy amenazada por los distintos medios de contaminación ambiental, causados principalmente por la obra humana.
El Mar Menor se ha convertido en un ejemplo y advertencia de cómo la desestimación y menosprecio al medio ambiente puede devolverse a los seres humanos afectándolos negativamente, no sólo en España, sino en distintos puntos del planeta.
Constituye un ecosistema singular de agua salada que no se encuentra en cualquier otro lugar, conteniendo en su interior cinco islas volcánicas y una biodiversidad de fauna y flora particular de la laguna, pero toda esa diversidad está en peligro de desaparecer hoy. ¿A qué se está enfrentando el Mar Menor?
Pues, son muchas las causas que han ido desmejorando las condiciones de este lugar de ensueño:
Vertidos de aguas residuales y desechos mineros, provenientes de los municipios costeros, causando la contaminación de las aguas de las playas, siendo un agente de enfermedades no sólo para los animales, sino las personas que hacen vida allí.
Saturación urbanística de la costa y el turismo de masas, alterando así las condiciones naturales del lugar.
Cambios en los ecosistemas, provocando la desaparición o reducción masiva de las diversas especies del Mar Menor. Estas especies representaban un notable valor económico en la industria pesquera, la cual es uno de los pilares fundamentales en el turismo de la zona.
Obstrucción de la laguna, causada por la pérdida de superficie y profundidad de la misma gracias a los arrastres de sedimentos procedentes de la minería.
Contaminación por hidrocarburos de embarcaciones a motor.
La “mediterraneización” de las aguas del Mar Menor. Este proceso de urbanización conllevó a realizar un ensanchado y dragado del Canal del Estacio en 1973, para permitir el paso de embarcaciones provenientes del Mar Mediterráneo al interior de la laguna. Estas obras de construcción alteraron la salinidad y la temperatura del agua, afectando a la industria pesquera y la vida marina, teniéndose como uno de los casos destacados la migración masiva de especies del Mediterráneo, entre ellas el alga Caulerpa prolifera, alga marina que cubre actualmente el 95% de los suelos marinos del Mar Menor.
Estas son una variedad de males que están enfermando al Mar Menor, sin embargo, hay una causa que se ha mantenido infectando al ecosistema de forma constante y silenciosa, siendo la principal fuente de destrucción de la laguna: Nos referimos a la eutrofización. Pero, ¿qué es la eutrofización, y cómo afecta al Mar Menor en tal magnitud?
La eutrofización es uno de los procesos de contaminación ambiental que causan más estragos a nivel mundial en lagos, ríos e incluso secciones de los mares, representando un grave peligro a los seres vivos que entran en contacto con él. Es un proceso provocado por el exceso de nutrientes en el agua, principalmente nitrógeno y fósforo, procedentes en su gran mayoría de la actividad del hombre. Una de las principales fuentes que alimenta este proceso es la agricultura de regadíos en el entorno de la laguna, arrastrado por medio de las ramblas y llegada por aportes subterráneos desde el acuífero del campo de Cartagena (acuífero declarado oficialmente contaminado en el 2006), lo que provoca un aumento considerable de la materia orgánica, sobre todo fitoplancton (microalgas), desencadenando el proceso de eutrofización. En la primavera y verano del 2016, el fitoplancton tiñó las aguas de verde intenso, de manera que impidió que la luz solar llegara al fondo de la laguna, causando la muerte del 85% de sus praderas marinas.
Pero eso sólo es una parte de la historia. Las consecuencias de esta problemática abarcan mucho más de lo que se puede captar a simple vista. Los daños que está sufriendo el Mar Menor debido a la eutrofización son alarmantes, entre los cuales figuran:
Rápido crecimiento de microalgas y plantas, debido al exceso de nutrientes en el agua. Aunque al principio parezca una simple causa, inocua o inofensiva, durante el crecimiento y posterior descomposición de las plantas, consumen una gran cantidad del oxígeno disuelto, permitiendo la proliferación bacteriana y dejando las aguas en condiciones hipóxicas o incluso anóxicas: es decir, el agua no tiene oxígeno o se encuentra en concentraciones muy bajas. Lo que mata rápidamente a los seres vivos que habitan en ella, también generando lateralmente toxinas que resultan en un peligro inminente para la agricultura, la biodiversidad del Mar Menor e incluso para los humanos que hacen vida en la zona.
Decrecimiento de la calidad de las aguas. Al aumentar la putrefacción y agotarse el oxígeno, las aguas adquieren un olor nauseabundo, y un estado crítico en el que entrar en contacto con ella puede terminar en un evento desfavorable. Así, el estado de las aguas (además de su olor), pueden producir pérdidas económicas en las industrias del turismo y alimentaria, además de afecciones respiratorias y sanitarias, amenazando la salud tanto de los habitantes como de los visitantes.
Exceso de nitrógeno. El nitrógeno es un elemento tóxico, que al encontrase en demasía no sólo está perjudicando a la fauna y flora del Mar Menor, sino que también pone en peligro a los humanos, especialmente a los bebés e infantes en general, tomando en cuenta que su sistema inmunológico se encuentra apenas en etapas de formación, por lo que no tiene la fortaleza suficiente para soportar los efectos dañinos del nitrógeno.
Segunda parte del artículo ¿Cómo podemos evitar más estragos en el Mar Menor?
Lisa Palacios
Voluntaria en Abracemos al Mar Menor
Instagram: @la_lisa_palacios1
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