top of page
Buscar

LA ECOLOGÍA DE LA ENFERMEDAD

  • salmarmenor
  • 28 abr 2021
  • 3 Min. de lectura

Preservar la biodiversidad como clave contra las enfermedades infecciosas

El medio ambiente nos ayuda mucho más de lo que pensamos. Desde hace años, se investiga la relación entre la aparición de enfermedades infecciosas y la biodiversidad. Organizaciones como Predict o EcoHealth Alliance llevan años trabajando en saber cómo la acción humana afecta a los hábitats de cientos de especies animales y cómo estas alteraciones pueden afectar a la transmisión de enfermedades zoonóticas.

Pero empecemos por el principio ¿qué son las enfermedades zoonóticas? Según la definición de la OMS, son aquellas enfermedades que se transmiten de forma natural de los animales vertebrados al hombre y viceversa. Las zoonosis se pueden transmitir directamente entre animales mediante el aire, picaduras o saliva; o mediante una especie intermedia que transporta el patógeno, a la que se denomina “vector”. Éstas suelen ser mosquitos, garrapatas, pulgas, etc.

Seguramente, este proceso nos suene debido a la actual pandemia de la COVID-19, pero no es la única enfermedad que se ha producido de esta manera. Hay numerosas evidencias de la transmisión de este tipo de enfermedades, por ejemplo, en 1999, Malasia sufrió un brote de la enfermedad de Nipah cuyo origen se encontró en un tipo de murciélago frugívoro que había sido desplazado de su hábitat por la deforestación y que, se cree, infectó al ganado local. Entre otros casos también encontramos la gripe aviar, el ébola, casos de malaria y gripe amarilla…

Según un reciente estudio de la ONU, aproximadamente el 60% de las enfermedades infecciosas en humanos tienen origen animal, y, de todas las nuevas enfermedades infecciosas humanas, el 75% “saltan especies”.

Con los años, se ha notado un incremento en la aparición de este tipo de enfermedades y las investigaciones al respecto lo han relacionado con la interacción humana en la naturaleza.

La tala masiva de árboles, el uso no sostenible de recursos naturales, la urbanización acelerada, los vertidos industriales… han modificado patrones migratorios, ha puesto en peligro numerosas especies, ha cambiado el ecosistema de grandes zonas entre otras muchas cosas, pero, sobre todo, ha conllevado a la pérdida de la biodiversidad.

Dicha pérdida, hace que el ser humano tenga un contacto más directo tanto con el origen de las enfermedades como con los vectores que alojan patógenos infecciosos, haciendo mucho más probable el contagio. Los murciélagos malasios de 1999, eran prácticamente inmunes a la enfermedad y, de no ser por la deforestación, se hubieran mantenido en su hábitat natural y es menos probable que hubieran interactuado con el ganado.

El Mar Menor, es un claro ejemplo de enclave cuya biodiversidad está en peligrodebido a la acción del hombre. No es una situación nueva, en 2019 ya fue noticia nacional la muerte masiva de gran parte de su biodiversidad, y posteriormente, se han hecho estudios sobre el impacto de las actividades humanas en las especies autóctonas.

Lo que numerosos estudios y científicos nos han dejado claro es que la transmisión de este tipo de enfermedades se podría frenar si cuidamos de la biodiversidad. Proteger los ecosistemas y la biodiversidad, así como construir la vida humana de una manera más respetuosa con el medio ambiente, es una de las mejores maneras que tenemos de evitar pandemias como la actual.

La sostenibilidad y el cuidado por el medio ambiente, son las mejores armas que tenemos para frenar la aparición de estas enfermedades. A mayor biodiversidad, menor riesgo.


María Vilas Espuña

Periodista y redactora voluntaria de Abracemos al Mar Menor

 
 
 

Comments


Formulario de suscripción

¡Gracias por tu mensaje!

©2020 por Abracemos al Mar Menor. Creada con Wix.com

bottom of page